En Bolivia
Niños Trabajadores: cuando
ya no se trata de un juego.
La ciudad de
Cochabamba, una de las ciudades más desarrolladas de Bolivia, donde puedes
encontrar varias clases de empleos y donde puedes ver a varios tipos de
personas trabajando. En ese contexto es que vemos que no todos los que trabajan
son mayores, también hay niños quienes cada día se ganan su alimento.
Varios de
estos niños son personas quienes de una u otra manera entraron a la vida
laboral, ya sea como apoyo a sus familiares o a parte para poder ser un sostén económico
en sus familias.
Según estudios
de varias organizaciones como ser Audiovisuales Educativos (AVE) o Mosoj Yan estiman
que actualmente el número de niños trabajadores se va incrementando cada año
más.
Razones
A raíz de ello
es que surge la pregunta ¿A qué se debe eso?
Anel Pérez,
quien desde que era niña vende duces y chicles en la terminal de buses, relata
que ella empezó a vender a modo de ayudar económicamente a su mamá y a su
familia; y porque no podía estar sola con sus hermanas en su casa.
Una niña
trabajadora, Angélica López relata que ella trabaja por problemas de carácter
familiar “desde chiquita he trabajado porque mi mamá y mi papá se han separado,
he trabajado vendiendo”.
Varios casos
como los de Anel y Angélica se repiten en toda la ciudad, donde cada vez podemos
ver más niños trabajadores merodeando las calles, vendiendo, lustrando,
trabajando en un taller etc.
Trabajo infantil: ¿Qué significa para los niños
trabajadores?
Cada día estos
niños van a su lugar de trabajo, volviendo se parte de su rutina, sin embargo
queda la pregunta ¿Qué significará trabajar para un niño?
Karla Salinas,
trabajadora social que lleva aproximadamente 25 años colaborando a los niños
trabajadores dice que los niños no lo ven necesariamente como un trabajo, sino
como una actividad cotidiana familiar “En la experiencia que he tenido con ellos es ayudar, ellos están
viendo como una ayuda, nunca lo han visto como trabajo, es parte de la
actividad familiar, es como una de las actividades como tender la cama, como
sacar la basura de la casa, estar lavando los platos; entonces lo ven como una
parte más de sus actividades que cumplen en la familia generalmente”.
Luis Yelincic,
encargado de recursos de Mosoj Yan, una ONG que trabaja y capacita a los niños
trabajadores hace referencia a dos puntos acerca de lo que es trabajar para un
niño “trabajar para un niño vendría a significar ejercer su derecho para ganar
su propio dinero, pero por otro lado también trabajar puede significar una
fuente de estrés y depresión extra que tal vez un niño a cierta edad no debería
tener que enfrentar.”
Ambas
definiciones contextualizan bien lo que es trabajar y estudiar para un niño,
sin embargo la realidad no se basa solamente en el trabajo, sino que también se
enfoca en la escuela, donde no siempre los niños trabajadores son tratados con
respeto.
Estigmatizaciones en la escuela y en la calle
Sobre este
tema Karla relata los problemas que suelen tener varios niños con sus
profesores “Muy pocos de ellos entienden “si ayudan” y también hay otros
extremos “hay pobrecito, él había sabido trabajar pues, por eso no ha hecho”
entonces los estigmatizan como al niño pobrecito, el que tiene que ayudar a la
familia, el que no ha podido hacer la tarea, entonces esos dos extremos también
son dañinos para él”.
Anel, que
desde primer plano vivió esta realidad explica que no siempre los profesores
tienen esa predisposición de entender a los niños trabajadores y que en la
mayoría de los casos tienden a menospreciarlos justamente porque ignoran la
realidad de esos niños “muchos de los profesores trabajan en función de ver al
niño como el niño que tienen papá, mamá, mesa, silla y tiene una lámpara para
hacer sus tareítas”.
Ambos extremos
son malos sin lugar a dudas, pero es un pensamiento que sigue estando presente
en los profesores.
“Cuando falla
la comunicación en estas ideas es donde muchas veces lo que se ve más o menos
perjudicada al niño se le está desmotivando
para que estudie” explica Luís respecto al poco entendimiento que tienen
los profesores de este tipo de vida.
Estas estigmatizaciones
sin embargo no sólo ocurren con los profesores, sino que también está presente
en la sociedad, quienes al ver a estos niños en las calles tienden a semejarlos
con la droga, el alcohol etc., y de la misma manera existen personas quienes
los sobreestiman “oye tu eres trabajador, pobrecito, a muchos de los niños no
les gusta que les digan eso” Aclara Karla.
Trabajar: Pros y contras.
Convivir cada
día con esa realidad, de ir recorriendo las calles cochabambinas, buscando a
quien venderle un dulce, a quien bolear sus zapatos etc., o esperar en el
cementerio para limpiar alguna lápida ya forma parte de la cotidianeidad de
estos niños, ya es parte de su diario vivir, con todo lo bueno y lo malo que
implica.
Normalmente
cada persona al toparse con un niño trabajador se le viene a la mente todas las
cosas negativas que implica tener una vida así, obviando los aspectos positivos
que puede tener el trabajar y el estudiar a la vez.
“Creo que esos
niños tienen una gran ventaja, muchas más ventajas que nosotros que nunca hemos trabajado,
personalmente yo hablando con ellos, son niños que a los ocho años saben
cuidarse, uno, saben relacionarse con personas adultas, tienen muchas más
habilidades manuales, incluso intelectuales que otros niños que no han estado
en esa actividad” afirma Karla, quien también habla acerca de que estas
habilidades no son aprovechadas ni por la sociedad y mucho menos por los
profesores para su correcta educación.
Soledad
Guzmán, docente universitaria y especialista en estudios sobre el trabajo
infantil afirma que estudiar y trabajar da valores que solo estudiando no se
consiguen, en especial una buena administración del tiempo, el trabajo y el
esfuerzo.
Apoyando lo
dicho por Soledad, Luís dice “ayuda a que el niño desarrolle un sentido de
responsabilidad, porque la idea es que tiene que rendir tanto en el colegio
como en su trabajo digamos, o sea si no trabaja no viene, entonces por tanto
tiene que darle ganas, ya desde pequeños si esa fuera digamos la arma dinámica
de una ética de trabajo, de esfuerzo, de disciplina, si es que logra balancear
ambas responsabilidades”.
“El trabajo es
para que tengas algo de beneficio para vivir, un futuro para una situación y
para valorarte” opina Angélica, que ya en la universidad sigue alternando el
trabajo con el estudio.
Trabajar y
estudiar no presenta solo aspecto positivos, también existen una serie de
desventajas que afectan a buen desarrollo de los niños, y sobre todo a su
desempeño escolar.
“Están siempre
interrumpidos por bulla, peleas, inclemencias del tiempo, porque todas las
niñas no vienen de bazares, no vienen de supermercados, están vendiendo en las
arterias de la ciudad, entonces cualquier momento hace viento, hace frío,
entonces ellas tienen que acomodarse a eso, muchas veces pierden los cuadernos
o manchan los cuadernos, esa es la dificultad más fuerte que tienen ellos, de
realizar sus actividades, que les piden en los colegios y muchas veces no
tienen el apoyo de una educadora que tenga digamos un poco más de experiencia
al respecto para apoyarles” explica Karla.
Por su parte
Luís explica “Va a ponderar más la actividad que entiende le beneficia más, en
este caso se promueve pues la deserción escolar de una u otra manera, si no hay
suficiente disciplina, el tiempo y la exigencias del trabajo son demasiado
demandantes va a haber un índice de
deserción escolar, o sea la persona no va a valorar tanto el hecho de estar ahí
sentado, para él va a ser pérdida de tiempo”.
La realidad
Según lo
establecido por la UNICEF cualquier tipo de trabajo infantil debería ser
prohibido y penalizado por las leyes de cada país, sin embargo en Bolivia esto
no se da por diversos motivos.
“Entiendo que
a veces se maneja un discurso de que “no, que tú no tienen que trabajar, que
deberías sólo estudiar”, que en realidad es todo lo que nosotros desearíamos
que suceda, pero la realidad económica de nuestro país y de los países de
Latinoamérica, los países en desarrollo no dan mucho para tener esa dinámica”
explica Luís.
“Hacia un
tiempo socializaba una información sobre el trabajo que realizan los niños en
el campo, en las áreas rurales, y yo planteaba la posibilidad de entender los
procesos educativos ligados a la actividad agrícola que realizan los padres, y
los que me escuchaban eran miembros de UNICEF, había gente de otros lados, pero
los de UNICEF se alarmaron dijeron “pero cómo, eso es explotación laboral, eso
es maltrato a los niños” pero las lógicas del trabajo en el ámbito rural son
totalmente normales, un niño de tres años está trabajando con sus padres” Aclara por su parte Soledad.